viernes, 20 de diciembre de 2013

EL MURAL DE LOS JAMAIQUINOS

Sin duda el hecho de que se haya pensando en una obra para plasmar una deuda es ya de por sì todo un acontecimiento, pero no es una deuda de el Colectivo Cutural que plasmo dicha obra, sino, de toda la sociedad civil ecuatoriana, y porque digo eso, porque aun los descendientes de jamaiquinos estamos inmersos en esto, que es parte intrìnseca de nosotros, porque forma parte de nuestra historia, de nuestras raìces, de nuestro trasfondo cultural, de nuestro *acervo.

"Cosa mas grande la vida chico", dijo Tres Patines y no se equìvoco, pues al escribano se le cayo la pluma y el tintero, o se le acabo la tinta, justo cuando tuvo que referirse a los jamaiquinos, algo inusual por cierto en quienes agudizan sus sentidos, a investigadores que dejan plasmados sus descubrimientos y a quienes quieren dejar a la posteridad algo de cierto sin temeridad, sino estar ceñidos a la verdad de los hechos.

Lo cierto es que "La Historia de los jamaiquinos en El Ecuador", tiene un parecido a la novela del famoso autor ecuatoriano Juan Montalvo, pero parodiandolo el tìtulo, quizàs suene asì: "Capìtulos que se le olvidaron a los Historiadores ecuatorianos". Y eso quizàs nos haga reir un rato, pero lejos de ello, si ese drama nos hace reflexionar, por què?, porque justamente esta parte de la historia ecuatoriana que es muy nuestra y que debemos de seguir de cerca, se la omitiò de *adrede para que no figure en las paginas de la Historia ecuatoriana como debe de ser, pues no habiendo nada que objetar, ni nada que decir, pues hasta allì la Historia del Ferrocarril y por ende la Historia ecuatoriana en este punto que señala dicho capìtulo, resultarìa perfecta, con la salvedad de que el lado humano, se lo omitiò, y que el resto nos resulta un mero y burdo maquillaje donde los actores parecen ser de plomo, pues nadie en la escena muere y todos resultaron vivos, sin ningùn rasguño. Pero la verdad sea dicha en honor a todos los que cayeron y a quienes sus nombres no los recuerda la posteridad, son hèroes ànonimos que sus patrias hoy no los reclaman, pero los descendientes de sus compañeros, no de sus amigos si. Justamente porque esta historia es el nexo que nos vincula a quienes llevamos una pinta de sangre caribeña, es eso que nos hace reflexionar que es hora, que el Ecuador tome conciencia que esta historia vale la pena contarsela a las actuales y futuras generaciones de ecuatorianos que desconocen esto o cuyas anecdotas se cuentan como simplemente una historia de fantasma que nunca existiò.

La crònica es roja por la sangre  que corriò en la cercanìa de la montaña, que muda y en estaciòn *silente contemplaba el desvanecimiento de las almas que se iban al paràiso sin necesidad de visa, ni permiso para "cruzar la frontera".

Para unos pocos lo que hicieron los jamaiquinos en un submundo del año de 1900 es encomiable, para otros era simplemente su trabajo, para otros cualquiera lo pudo haber hecho, y para algunos el hecho de haber participado en el punto mas importante y neuralgico de la Construcciòn del Ferrocarril, a secas simplemente no les llama la atenciòn. Pero para nosotros sus descendientes (de los jamaiquinos) estar en el punto de la acciòn es poder contar en nuestro "Album Familiar" con una *pleyade de hombres valientes.

Pero fuera de todas las consideraciones que de el caso se den por desconocimiento, por falta de cultura o por no haber leìdo la Historia de la construcciòn del Ferrocarril ecuatoriano, pues la menciòn o la poca menciòn pobrìsima de la participaciòn de jamaiquinos en Ecuador es por demàs una cuestiòn vedada a algunos y si alguien les refiere el tema, algunos en su jactancia dicen conocer la referencia y otros se les agrava mas el panorama cuando endilgan a los *anglocaribeños una esclavitud inexistente para el tiempo que llegaron a Ecuador.

El escribir una dos, tres lìneas a lo mucho, o unas cinco con gran esfuerzo a significado todo el reconocimiento a las huestedes jamaiquinas y de su intervenciòn en esa magna obra, para algunos mucha por el menosprecio al contingente negro y su marcado desafecto y dirìa yo odio hacia lo que no es igual a ellos. No obstante para quienes somos partes del Staff familiar de los jamaiquinos, esas letras en conjunto que a lo mucho sumaran una pàgina y media de toda una obra literaria es mesquina y no mide el valor de "Nuestros Muchachos" y el sudor que pusieron en "Toda la Cancha".

Pero el tiempo ha pasado y en algunos y en algunas se nos desperto el amor propio, y ese amor que naciò en amigos de esta causa ha sumado para bien, para convertir en realidad un sueño tan preciado y fueron ellos justamente los que han hecho posible que un reconocimiento para los 4.000 TRABAJADORES JAMAIQUINOS de El Ferrocarril de Alfaro se plasmè como un antecedente a otras menciones que deben de recibir las memorias de estos hombres que dieron todo de sì, para plasmar el trazado del Capitan  John Harman.

Hablar de gratitud en el ser humano, es casi hablar de algo que no es propio del hombre en todo el sentido de la palabra, la palabra gratitud implica el renunciamiento del yo, el dejar a un lado el orgullo y volcarse con fe y decisiòn a hacer lo que tienes que hacer. Y en el ambito aplicado a la realidad circunscrita a esta historia muchas generaciones de ecuatorianos pasaron, y dos o tres generaciones de descendientes de jamaiquinos se hann ido sin ni siquiera haber oìdo que a sus antepasados alguien les hiso un homenaje, no donde ellos aparezcan en algùn rincon y con letras pequeñas, sino un espacio propio dond e ellos son los actores y donde se da luces, camara y acciòn para un suceso destacado que gana notoriedad en la sociedad por la valentìa, hidalguìa, arrojo y coraje que estos hombres demostraron.

Hoy un grupo cultural, un Colectivo, formado por amigos de esta causa, quienes han incursionado casi en todas las ramas del arte, nos dan la pauta, nos dan el ejemplo, con cariño, dedicaciòn y abnegaciòn, sin un salario mas que el de poder hacer justicia, nos demuestran que cuando se une la mente+el corazòn+las acciones se logran concretar los sueños.

 Al menos no he escuchado de otro antecedente, salvo aquel de un monumento y de un niño negro relegado en algùn lugar del mismo, que aduras penas y entredientes representa a un jamaiquino y lo que estos vinieron a hacer al Ecuador.

Se hizo justicia, pero que hay de organismos seccionales y de organismos nacionales, dònde estàn, aun se reclama su presencia, pues ese vacìo que forma parte de un todo existencial nos inunda y nos hace ver que la iniciativa Gubernamental y la Provincial y la Cantonal han faltado para que esta HISTORIA perdurè y sea contada de forma fidedigna tal como ocurriò, para que no se creen congeturas en base a inequivocos que lo ùnico que hacen es *tergiverar lo que en realidad sucedio  y yo serìa aun mas optimista, desde el punto de vista en que algùn dìa se destinen recursos para poder rescatar esta historia para que sea sacada a la luz de forma amplia con arquelogos, investigadores que vayan in situ a ver que queda de las tumbas que se formaron al pie de la montaña, de las fosas comunes y poder valorar los vestigios de esta historia que contada de forma explìcita debe de ser una de las epopeyas mas grandes que el trabajador a inicios del siglo XX experimento. Los avatares de la tropa jamaiquina instalada en la cercanìa de los Andes, su itinerario y su diario, dan cuenta de un anecdotario rico en saberse vivos o muertos, en tener una sola ruta del campamento a las montañas y regresar sano o salvo o simplemente en estado cadaverico, los que querian un poco mas vivir, huìan de esos confinamientos donde esquivar la muerte era prolongar los dìas y asegurar descendencia.

Gracias imperecederas a quienes formaron parte del ejercito de colaboradores materiales e inmateriales, a quienes hicieron posible que un Mural honrando la memoria de Los Jamaiquinos se hiciera realidad y pudiera de manera postuma, despuès de poder conmemorar 113 años de el arribo de ellos a nuestras tierras, se lograrà concretar y sacar a flote los sentimientos màs genuinos y profundos de un orgullo inusitado de aquello que representa para sus hijos, nietos, bisnietos y demàs descendientes el saberse poseedores de un ADN que marcò huella en nuestra paìs y cuya trascendencia aun en la historia ecuatoriana aun no ha sido descubierta en toda su magnitud.

La Memoria Històrica del Ferrocarril y el aporte que sumaron estos hombres aun esta a la espera de ser rescata  en toda la extensiòn de la palabra.

Con mi mas afectuoso saludo. En hora Buena PATA DE CABRA Y AMIGOS DE ESTA CAUSA.

Atentamente:

Ab. Eleodoro Esteban Portocarrero Clark
GYE, 20 de Diciembre del 2013

* Acervo: m. Conjunto de bienes morales, culturales o materiales de una colectividad de personas:
* Adredeadv. m. A propósito, con deliberada intención.-
* Silente: adj. poét. Silencioso,tranquilo,sosegado:
* *Anglocaribeños: termino que se utiliza para referirse a los jamaiquinos, barbadenses, bahamenses, Etc.
* Tergiversar: tr. Desfigurar o interpretar erróneamente palabras o sucesos:
El Mural de los jamaiquinos, ubicado en el Centro del Cantón Duran, en el Coliseo de los Ferroviarios, iniciativa del Colectivo Cultural Pata de Cabra, con el apoyo de amigos y de descendientes de jamaiquinos. Un justo homenaje a los 4.000 Trabajadores jamaiquinos de El Ferrocarril de Alfaro, llegados en 1900. A 113 años de su arribo un reconocimiento de un ente privado hizo posible esto. 29 de noviembre del 2013.