sábado, 31 de diciembre de 2016

DICIEMBRE Y LOS RECUERDOS DE MIS ABUELOS CLARK

Una evocación de nostalgia de los años que se fueron y no volverán, un tiempo majestuoso de paz, de felicidad y tranquilidad, aunque de pequeño y ahora no me visto de terno, mama me acostumbro a utilizar guayabera, nunca poseímos juguetes caros, pero si los más bellos y los más chéveres regalados por mis tíos, mama nos vistió de pies a cabeza, no sé cómo hizo con cuatro hijos, yo con dos sufro, pero mi mama hacia magia, de esas que ya no se ven en las mujeres, peor ese tipo de mujer. Si tu dijeras que pase triste por esas fechas, no nosotros pasamos una niñez hermosa nos criamos con todas las de Ley, las suplencias y las faltas las lleno Dios, como hizo El, solo su gran poder se desbordo en nosotros. Aún recuerdo a mi abuela adornar toda la casa de la Novena, las ventanas, su árbol de navidad grande y un pilar de cemento cruzado, su nacimiento todo full y a todo dar, la radio cristal infaltable en la sala de aquella que suponía yo era “mi casa”  tocaba a todo pulmón a Los Pibes Trujillo …”Ya viene el niñito jugando entre flores”, aunque mis abuelos llegados del Ingenio San Carlos en 1960 hace mucho rato habían dejado la novelería de los santos, eran ellos dos protestantes hasta las medulas, eso lo de los “SANTOS” era parte de un recuerdo grisáceo. Navidad fue el mejor tiempo que concurrió a nuestras vidas y uno de los tiempos más felices que pudimos tener.

Mama el otro día me recordó, pero en este mes el 21 de diciembre de 1973 también se cumple un año más de la partida de nuestro abuelo Eleodoro Clark, casi a 5 días de su onomástico no alcanzo a celebrar sus 64 años, pero aunque el recuerdo es distante y yo frisaba por los 4 años recuerdo haberle visto por última vez rígido en su caja cerca del altar de la iglesia de El Pacto que estaba al frente de la casa de Los Clark y a la cual asistían gran parte de Los Clark. Por qué las personas buenas se nos van rápido y el cielo nos priva de ellas, casi un click y son trasladados a la eternidad nunca más se los ve hasta que estamos en tierra, no obstante el abuelo no era así, aun lo recuerdo pues de mis pupilas mi abuelo nunca se fue, lo recuerdo como el más tierno y el más bondadoso de los hombres que yo conocí cuando tenía 3 años y medio, yo como cualquier pelado cargoso lo seguía de un lado para otro, subía las escaleras y yo me recuerdo de su gran figura, de sus sandalias, de las venas que tenía brotadas en su pie, mi abuelo bajaba a su cuarto, más atrás iba yo. Me sentaba en sus rodillas, mi abuelo con su monumental fuerza me cogía en sus brazos y me alzaba…Cada vez que de regreso de la calle (Centro de la ciudad) al abrir la puerta sabíamos que eso era fiesta, el abuelo Clark regresaba con algo, con caramelos, con comida, recuerdo haber visto por primera vez una langosta que el llevo y que había comprado de seguro en algún mercado…Mi abuelo era un tipo original en porte, en el habla, en su manera de vestir, de calzar, utilizaba tirantes, de leva y corbata dejaba una grata impresión, también a todas estas cosas solía ponerse un sombrero. Pienso que a pesar de tener mucho porque alardear el abuelo era una persona quieta y calmada que tomaba la vida de forma tranquila. No está más decirte que mi abuelo Eleodoro y mi abuela Ángela eran personas de cache, no le gustaba dar mala vecindad, ni dar que hablar, ni hablar demás, creo que eran el uno para el otro, porque eran muy sabios y humanos al tratar a las personas. Eran modestos, y hoy se considera modesto a alguien que no tiene, pero estos mis dos abuelos tenían mucho que brindar. Antes de que se muera mi abuelo me llevo a pasear por la ciudad de Guayaquil, en ese entonces Guayaquil era pequeña, lo más respetable era el malecón, ver por primera vez las mansas aguas del Guayas bañando la ciudad fue una impresión grande, mi abuelo siempre contrataba a un señor que vivía en la 10ma y Cuenca para trasladarse, un taxi de esos antiguos de marca PEUGEOT que ya no están más en circulación nos llevaba por la ciudad, quizás fue un acto de premonición pasados unos días o meses el abuelo caería grave y fue llevado como afiliado al Hospital del IESS al TEODORO MALDONADO de donde nunca más regreso, haber tenido 63 años aun con fuerzas y joven, allí se apagó la luz del abuelo Clark.  

Cada uno de los abuelos Clark tenía algo de especial, pero la joya del Nilo era mi abuela, siendo yo un niño negro flaco y esmirriado que llego de la Sotomayor a la casa de la 9na probablemente un 30 o 31 de octubre, ella y su marido no nos echaron, más bien nos abrieron las puertas, largo el arriendo y el tiempo pues fui inquilino de la casa casi 30 años cuando me case y Salí de la casa de mis abuelos para siempre…

Yo dormí desde muy pequeño con mi abuelita Ángela del Rosario Bolaños Cortez, una babahoyense de cepa la Grand Mother de mi familia recuerdos que no volverán, mi abuela recubría su colchón con plástico yo adolecía de una vejiga muy pequeña y por lo general no alcazaba a llegar al baño, el esfínter sin educación hacia lo que le daba la gana… pero mi TITI como le llamaba yo era una persona super especial, inteligente como ninguna, cargada de experiencia y llena de vida la recuerdo, no era de marca ACME pero mi abuela hizo de mí su bastón y agradezco el privilegio de haber ido con ella a la Plaza, al doctor, a comprar, a cobrar su PENSION…a pasear, muchos recuerdos con mi abuela Ángela. Tenía 9 años y mi abuela me llevaba a su iglesia Cuadrangular, contaba a mis hijos ayer, que comenzábamos desde las 7 y terminábamos casi a los 11 de la noche, la forma muy singular de cantar los canticos repetirlos varias veces…Cuando Salí de la iglesia a esa hora, yo parecía un poco borracho por el sueño que me manejaba no sé cómo llegaba a la cama y dormía…Cuando no iba a los cultos con ella, mi abuela traía la lección bien aprendida me decía, busca en tal lugar, cántame este cantico, creo que su hermana en Cristo la Hna. Rosita de Plaza le escribía en una libreta lo que habían dicho, las citas, pero la predicación de memoria venia ella y la exponía con nosotros.

Mi abuela Ángela gustaba mucho tomar café, que cosas no conversamos, que cosas no escuchamos de ella, muy sabia, muy educada para expresarse, las jornadas de aprendizaje para poder comer fueron buenas mi abuela utilizaba muy bien su látigo, nadie se quedaba sin comer excelente aprendizaje…

Era ella la que se encargaba como despertador los días domingos de despertarnos para que vayamos a la iglesia, nadie se quedaba en cama si mi abuela comenzaba a llamar…

Aún recuerdo cuando se ponía en la ventana grande de la casa de Los Clark quedaba hacia su departamento a mirar el horizonte que veíamos en dirección a los cerros de Bellavista, allí se veía un hermoso atardecer siempre, sus ojos se llenaban de lágrimas, ella decía que extrañaba su viejo (le sobrevivió casi 20 años, ella partió en 1993) Mi abuela Ángela era la fanática numero uno de su marido y de la familia Clark, creo que ella era más Clark, que los Clark, pues para ella no existió mejor hombre, ni mejor suegro que los Clark. Mi abuela cuando hablaba de su esposo lo hacía con una solemnidad y un respeto único, solo hablaba bien de él.

Hay gente que se llama cristiana, pero mis abuelos se manejaron siempre como lo que dijeron ser, eso es un mérito grande. Creo que ya comente, esto pero la mejor mano de cocina junto con la de mi mama y la de mi esposa era la de mi abuela.

Con un paso lleno de recuerdos de Oro donde manejaron el casino del ingenio San Carlos, donde tuvieron su negocio propio, donde después de hacer historia tanto ella como su esposo, dejaron aquel lugar hermoso situado en el campo donde se habían desarrollado como familia, donde nacieron sus 9 hijos y donde quedaron enterrados dos de ellos y el iniciador de la familia Clark, para radicarse en Guayaquil que comenzaba a transformarse y a crecer hasta convertirse en la Metrópoli que es.

Ab. Eleodoro Portocarrero Clark- 31 de Diciembre del 2016
          Don Eleodoro Esteban Clark Quizphe Chunchi 26 Dic. 1909-Gye-21 Dic-1973
          Angela del Rosario Babahoyo Agosto 2-  GYE -1993

jueves, 21 de abril de 2016

PHILIP CLARK: Mi Bisabuelo Jamaiquino



  Mr.  Philip Clark  1887-1949 Ciudadano jamaiquino llegado a propósito de la Construcción del Ferrocarril de Eloy Alfaro...

Tardaría mucho tiempo en descubrir su historia, pero tras la foto, y buscar su mirada perdida en el horizonte la descubriría, como todo muchacho en la Kingston de inicios del siglo XX, Philip corría como cualquier muchacho deseando gastar el tiempo o quizás no estaba apercibido de eso, las calles polvorientas de su ciudad natal agitaban el viento, las palmeras lo veían pasar, sus playas, aquellas que compartían sus intimidades, lo veían cada día correr tras el sueño, eh, eh Clark, ven acá, Clark nunca rehusó trabajar de niño lo hizo ahora de adolescente, donde el capital se había escaseado y había que obligarlo a que no se vaya, la otra opción era salir a buscarlo…
Sentado en alguna piedra viendo el atardecer en la capital de los jamaiquinos, la gente esperaba ver algún milagro, entre ese ir y venir tratando de obtener el mejor trabajo que se podía para un muchacho, Philip merodeaba por las cercanías del muelle, nadie quería emplear a un adolescente, quien quería pagar seguro, quien quería pagar pasajes y quien se iba a responsabilizar por una vida que recién comenzaba a despertarse, pero la oportunidad esa que viene de manera inusitada se presentaría como una dama atrayente diciendo al más afortunado aquí estoy tómame…
Pero quien puede objetivamente esquivar tales encantos, casi ningún ser humano, mortal o que este en la tierra de los vivientes, sabe que las oportunidades se presentan rara vez, cuando aparecen nadie que este cuerdo las deja que se vayan…
Todo el mundo sabe dónde nace, pero nadie sabe dónde irán sus huesos a parar, el jamaiquino no era de esos que esquivaba el trabajo, era de esos que buscaba el trabajo, la  pala, el pico, la dinamita, lo de menos, el trabajo estaba allí, la oportunidad también, se confabularon ambos y aquellos a los cuales esa sociedad desgrano y que ya no necesito, se embarcaron en la aventura más emocionante…un paso atrás decía la circunstancia, pero estos dijeron: No, nosotros diremos un paso adelante, allí comenzó mi historia y la de muchos ecuatorianos que llevan esa sangre.
No sabré decirte quien vino exactamente a verlos, pero la Mc Donald Company mando algún representante y anuncio que necesitaba gente, esa noticia y la agendacion de ir a buscar jamaiquinos no estaba en el presupuesto, los de Kingston, estaban acostumbrados a que Costarricenses, Panameños y más llegaran para llevarlos a sus países, pero sucedió algo inusual llegaron contratistas y querían ir a un lugar llamado Ecuador, donde quedaba nadie sabía, hasta que por fuentes  cercanas se enteraron que ese país pertenecía a América del Sur…Regada la noticia contradictoriamente no fueron los 10.000 trabajadores que buscaban, tan solo fueron 4.000 trabajadores…
Pero el trabajo que buscaban fue hasta su Isla, ni siquiera fue necesario ir a buscarlo, los fueron a buscar, como se a deber sentido mi bisabuelo como todo muchacho con ilusión, sus ojos llenos de esperanza, al saber la noticia de que irían al Ecuador a trabajar en el Ferrocarril, me imagino a don Philip corriendo a buscar sus maletas y darle las buenas nuevas a sus padres o la otra posibilidad sería viajar de polizonte en alguno de esos barcos acoderados en el Puerto de Kingston, pero más creo que el itinerario fue la primera hipótesis, como conseguir pasaje donde los cupos no se cubrieron, simplemente embarcarse en aquella travesía, había espacio para muchos, me imagino a mi antepasado llorando frente a su casa, con un nudo en la garganta, abrazando a su madre y despidiéndose de su padre, con el juramento de volver, volver, porque la familia y la Patria no se olvidan nunca…Recordaba las olas hermosas de su tierra natal, los ocasos del astro Rey, como se manejaba esa situación…como se continua adelante, si quieres quedarte, pero los lazos filiales se hacen nudo y a veces te crían raíces, que hacen que el alma se vuelva pesada, como zafarse de esa tierra, como divorciarse de ella e interponer un recurso de hecho, se necesita un milagro para que el paso que se va a tomar no duela, una intervención quirúrgica se va a suscitar un grupo de hombres va a ser arrancado de su tierra algunos solo regresen en pedazos a la madre tierra, otros quizás lleguen con traumatismos en el corazón, cansado de observar tanta muerte y otros se curaron en base esfuerzo con el amor que encontraron en estas nuevas tierras.
Como Philip, llego a mi vida, no lo sé, solo supe que aquel cuadro de la casa de la 9na marcaba mi inicio de esa historia familiar, la que se escribe con el nombre de un hombre, Philip Clark, era un protestante jamaiquino de color de más del metro setenta y cinco, de hablar entrecortado con un español poco apreciable, que gustaba leer la Biblia y gozaba de las ocurrencias de sus nietos y consejero de su hijo hasta el último de sus días en que Dios se lo llevo un 25 de Julio de 1949, tenía 62 años.
 El hombre que dio origen a los Clark del Ingenio San Carlos, era una persona muy sabia y es parte de lo que descubrí a lo largo de estos años.
Para Jamaica en Ecuador Eleodoro Portocarrero Clark

Guayaquil, 21 de Abril de 2016