Mr. Philip Clark 1887-1949 Ciudadano jamaiquino llegado a propósito de la Construcción del Ferrocarril de Eloy Alfaro...
Tardaría mucho tiempo en descubrir su historia, pero tras la foto, y buscar su mirada perdida en el horizonte la descubriría, como todo muchacho en la Kingston de inicios del siglo XX, Philip corría como cualquier muchacho deseando gastar el tiempo o quizás no estaba apercibido de eso, las calles polvorientas de su ciudad natal agitaban el viento, las palmeras lo veían pasar, sus playas, aquellas que compartían sus intimidades, lo veían cada día correr tras el sueño, eh, eh Clark, ven acá, Clark nunca rehusó trabajar de niño lo hizo ahora de adolescente, donde el capital se había escaseado y había que obligarlo a que no se vaya, la otra opción era salir a buscarlo…
Sentado en alguna piedra viendo
el atardecer en la capital de los jamaiquinos, la gente esperaba ver algún milagro,
entre ese ir y venir tratando de obtener el mejor trabajo que se podía para un
muchacho, Philip merodeaba por las cercanías del muelle, nadie quería emplear a
un adolescente, quien quería pagar seguro, quien quería pagar pasajes y quien
se iba a responsabilizar por una vida que recién comenzaba a despertarse, pero
la oportunidad esa que viene de manera inusitada se presentaría como una dama
atrayente diciendo al más afortunado aquí estoy tómame…
Pero quien puede objetivamente
esquivar tales encantos, casi ningún ser humano, mortal o que este en la tierra
de los vivientes, sabe que las oportunidades se presentan rara vez, cuando
aparecen nadie que este cuerdo las deja que se vayan…
Todo el mundo sabe dónde nace,
pero nadie sabe dónde irán sus huesos a parar, el jamaiquino no era de esos que
esquivaba el trabajo, era de esos que buscaba el trabajo, la pala, el pico, la dinamita, lo de menos, el
trabajo estaba allí, la oportunidad también, se confabularon ambos y aquellos a
los cuales esa sociedad desgrano y que ya no necesito, se embarcaron en la
aventura más emocionante…un paso atrás decía la circunstancia, pero estos
dijeron: No, nosotros diremos un paso adelante, allí comenzó mi historia y la
de muchos ecuatorianos que llevan esa sangre.
No sabré decirte quien vino exactamente
a verlos, pero la Mc Donald Company mando algún representante y anuncio que
necesitaba gente, esa noticia y la agendacion de ir a buscar jamaiquinos no
estaba en el presupuesto, los de Kingston, estaban acostumbrados a que Costarricenses,
Panameños y más llegaran para llevarlos a sus países, pero sucedió algo inusual
llegaron contratistas y querían ir a un lugar llamado Ecuador, donde quedaba
nadie sabía, hasta que por fuentes cercanas
se enteraron que ese país pertenecía a América del Sur…Regada la noticia contradictoriamente
no fueron los 10.000 trabajadores que buscaban, tan solo fueron 4.000
trabajadores…
Pero el trabajo que buscaban fue
hasta su Isla, ni siquiera fue necesario ir a buscarlo, los fueron a buscar,
como se a deber sentido mi bisabuelo como todo muchacho con ilusión, sus ojos
llenos de esperanza, al saber la noticia de que irían al Ecuador a trabajar en
el Ferrocarril, me imagino a don Philip corriendo a buscar sus maletas y darle
las buenas nuevas a sus padres o la otra posibilidad sería viajar de polizonte en
alguno de esos barcos acoderados en el Puerto de Kingston, pero más creo que el
itinerario fue la primera hipótesis, como conseguir pasaje donde los cupos no
se cubrieron, simplemente embarcarse en aquella travesía, había espacio para
muchos, me imagino a mi antepasado llorando frente a su casa, con un nudo en la
garganta, abrazando a su madre y despidiéndose de su padre, con el juramento de
volver, volver, porque la familia y la Patria no se olvidan nunca…Recordaba las
olas hermosas de su tierra natal, los ocasos del astro Rey, como se manejaba
esa situación…como se continua adelante, si quieres quedarte, pero los lazos
filiales se hacen nudo y a veces te crían raíces, que hacen que el alma se
vuelva pesada, como zafarse de esa tierra, como divorciarse de ella e interponer
un recurso de hecho, se necesita un milagro para que el paso que se va a tomar
no duela, una intervención quirúrgica se va a suscitar un grupo de hombres va a
ser arrancado de su tierra algunos solo regresen en pedazos a la madre tierra,
otros quizás lleguen con traumatismos en el corazón, cansado de observar tanta
muerte y otros se curaron en base esfuerzo con el amor que encontraron en estas
nuevas tierras.
Como Philip, llego a mi vida, no
lo sé, solo supe que aquel cuadro de la casa de la 9na marcaba mi inicio de esa
historia familiar, la que se escribe con el nombre de un hombre, Philip Clark,
era un protestante jamaiquino de color de más del metro setenta y cinco, de
hablar entrecortado con un español poco apreciable, que gustaba leer la Biblia
y gozaba de las ocurrencias de sus nietos y consejero de su hijo hasta el último
de sus días en que Dios se lo llevo un 25 de Julio de 1949, tenía 62 años.
El hombre que dio origen a los Clark del
Ingenio San Carlos, era una persona muy sabia y es parte de lo que descubrí a
lo largo de estos años.
Para Jamaica en Ecuador Eleodoro
Portocarrero Clark
Guayaquil, 21 de Abril de 2016