lunes, 26 de septiembre de 2011

APELLIDOS JAMAIQUINOS: GUAYAQUIL,DURAN,ANCÓN

·  Scotland          * Williams        * Atkinson
  • Spooner          * Coombs        * Brown
  • Scott               * Mc Gregor     * Foster
  • Pine                * Morgan           * Clark
  • Payne              * Marfat            * Wheatley
  • West               * Fletcher          * Fox
  • Wilson            * Sandiford        * Cox
  • Smith              * Johnnson        * Robins
  • Crawford         * Yeran             * Martin
  • Ford                * Pique              * Spencer
  • Carr                 * James
    *Batten,       *Borell,   
  • Angus,
  • Donalson,
  • Richard,
  • Carmerdgr
  • ,Richemond,
  • Thomas,
  • Armstrong,
  •  Wilson,
  •  Barker

  • Estos han sido los apellidos de origen jamaiquino de los que trabajaron en el ferrocarril y de los trabajadores de la Anglo, en Ancón, localizados en nuestro país, pero como les manifesté ha pasado mas de una centuria y los mismos como es lógico en los casos de aquellos que solo tuvieron hijas, han desaparecido, por la primacia del apellido paterno en nuestro país. En todo caso este es apenas un porcentaje bajo, si hacemos el calculo que de los del Ferrocarril, se quedaron 300 hombres, que de los de la Anglo habían 30 familias y los llegados por otros medios, estimamos unos 10. Es un índice sumamente bajo.
  • En el caso de mi familia y de mis parientes Clark ocurre una singularidad; pues es el apellido que mas se repite y en algunos de los casos hemos encontrado 4 cabezas de familia claramente identificados, unos son del ferrocarril, y otros de la Anglo, y en el caso exacto de dos he encontrado que dos de sus antepasados habían llegado de Kingston y comparando sus rasgos, en lo que tiene que ver con su fisonomía, coinciden.
  • Ab. Eleodoro Esteban Portocarrero Clark IV

domingo, 25 de septiembre de 2011

CONCIENCIA DE SER NEGRO, CONCIENCIA DE SER ECUATORIANO; PERO TAMBIEN CONCIENCIA DE SER DESCENDIENTE DE JAMAIQUINO (2)

Te diré que luego de aquel encuentro con mis raíces por primera vez, indague a modo superficial, que el Bisabuelo era de Jamaica, la primera tarea que me impuse fue ubicarla en el mapa, tomé algún Atlas de esos que te mandan en el Sexto grado y zas, apareció allí, una pequeña isla que estaba ubicada en pleno Mar Caribe y paradójicamente es llamada junto con Cuba, y Puerto Rico “Antilla Mayor”, el siguiente paso fue conocer algo de su idioma, encontré que hablaban inglés (por haber sido colonia de Inglaterra); pero el mayor descubrimiento fue que mi Bisabuelo era un cristiano evangélico, o mejor conocido en su país como protestante ( En EE.UU de América y Europa la denominación es común), cuando supe eso, que compartimos la misma FE, realmente sentí una emoción que me ánimo aún más a seguir adelante, en la búsqueda de este pasado , que las circunstancias no podrán manchar.
Las tertulias con la abuela eran casi ininterminables, mi abuela pese a sus limitaciones poseía un buen manejo del idioma, un conocimiento de las cosas que a todos asombraba, por su razonamiento, aunque no era Clark, tenía una conciencia plena de lo que eran estos, amaba con un  amor profundo y genuino a mi abuelo Eleodoro, que la mayoría de las veces, la veía llorar por su esposo, y te diré que tenía un orgullo de lo que él le había transmitido, que te quedabas anonadado. En esas conversaciones acompañados con un café, sentados en la mesa, descansando para ir a dormir y sobretodo en las noches, ya listos para descansar, solía contarme algunas anécdotas, de ellas recuerdo la descripción que solía hacer del Bisabuelo, a quien lo dibujaba oralmente como un tipo alto, barbado, con una frente amplia ( entradas), grueso(no gordo) y velludo, de piel no negra, ni negra, al parecer más se acercaba a un mulato. De hablar entrecortado, entre español e inglés, llegó al Ecuador entre el grupo de los jamaiquinos, a una edad de 17 años, de lo que he escuchado vino a ser el ayudante de un ingeniero, seguramente inglés o norteamericano, lo que quizás le valió; para no ser dinamitado al igual que muchos de sus compatriotas (2.000 muertos aprox.). Estando en las estribaciones de Los Andes, y de cara a ellos, muchos (300 jamaiquinos) fueron seducidos por la belleza de las ecuatorianas, cuando se produjo el quiebre de la compañía que los trajo, la Mc Donald Company, en 1902, salieron de esos campamentos, donde estaban recluidos, para tender la línea del ferrocarril, a formar familia. En ese periplo, unos se encontraron costeñas, otras serranas, y otras de alguna parte del país, lo cierto que en lo que se mi abuelo, “le pelo el ojo”, a una cuencana, llamada Mercedes Quisphe, con ella mi bisabuelo procreó a mi abuelo Eleodoro Clark Quisphe, una mezcla rara; pero así es un negrito mitad jamaiquino y mitad serrano, ese era mi abuelo, conocido en el Ingenio como el Maestro Clark.
Sin duda el ajetreo, de haberse hecho de “compromiso”, lo llevo a mi bisabuelo a buscar algún lugar, para poder sobrevivir en Ecuador, cuando mi abuelo tenía 5 años, mi bisabuela cuencana falleció de fiebre amarilla, enfermedad que era común, que también había cobrado sus víctimas en los jamaiquinos, en los extranjeros que trabajaron también en esos lugares, se dice que el segundo a bordo de la compañía The Guayaquil and Quito Railway, murió de esa plaga, Mayor John Harman.
Con todo y dolor el bisabuelo alisto sus maletas y emprendió viaje a un lugar incierto, lo que lo llevo al Ingenio San Carlos, de pronto después de haber mordido el frío y los lugares inhóspitos de las montañas y la selva pura, vio nuevamente la tierra costeña de este Ecuador y se afinco en la tierra más dulce del Ecuador. De lo que he leído, la industria azucarera de su país, era sumamente activa y los Ingenios productores de azúcar eran muy comunes, seguramente eso le llamó la atención y se estableció en el Ingenio antes mencionado. Viudo y sin una mujer a su lado, crió solo al pequeño Eleodoro Esteban Clark, deduzco , que por su poca practica con el español, se le hizo bastante difícil a don Felipe ( Philip Clark) el español, así que sin el saberlo, inscribió al niño en una Academia de Inglés que fue dictada en casa mismo, tal fue el resultado que mi abuelo sabía inglés al revés al derecho, por esos fenómenos, sabía escuchar, hablar, leerlo, menos escribirlo. De su mamá la Sra. Quisphe tenemos esa sangre serrana que corre por nuestras venas, que hace también de nexo, para saber que en la diversidad podemos ser fuertes y cimentar aún más nuestro arraigo a esta tierra, hermosa que es el Ecuador. Te digo una cosa el abuelo pudo haberse llamado Thomas, Timothy, Joseph, o algo por el estilo; pero la bisabuela lo bautizo como Eleodoro, muy común para la época, quizás gozaba ese nombre con la fama que hoy tienen el Carlos, el John, Etc. Esa decisión de inscripción de aquel nombre llegó a algunas generaciones de los Clark, por ella que permanece anónima aprendimos a amar a la Sierra, y a considerar a esa región con respeto.
Eleodoro Clark Quisphe, por su parte cultivo una larga trayectoria en el Ingenio, considerado como el que más, podía hablar con tanta confianza y con amplitud con los directivos del Ingenio San Carlos, Agustin Febres Cordero Tyler (papá del Ing. León Febres Cordero) y don Juan X Marcos( A la sazón el hombre más rico del Ecuador en sus tiempos). Fue Jefe de

Talleres de  las pequeñas locomotoras que empujaban caña en la compañía donde laboró, de pronto su amor esas máquinas lo llevaba dentro de sí, que este conocía al dedillo hasta el último tornillo, en una de esas historia, se postuló al cargo de Jefe, al retiró del que le precedió, con un verdadero concurso de méritos y oposición, no esos fraudulentos que existen por allí, la prueba, consistía en desbaratar una máquina (locomotora pequeña) en competencia con otro señor, que también era aspirante, mi abuelo, cuentan que le ganó a ese señor y se hizo del puesto. Según contaban, mi abuelo antes de convertirse al cristianismo era una persona que no era problemático; pero cuando alguien lo buscaba, lo encontraba. Con una competencia así, nadie se metía, mi abuelo promedio medía un metro setenta y cinco, herencia de la altura de su papá Philip Clark.
Si el inglés nos viene por los dos ancestros, que forman parte de nuestro antecedente, el derecho también, él no era de izquierda, ni cosa por el estilo, pero fue dirigente sindicalista de su empresa. Pero hay una huella dejada por los 4.000 jamaiquinos trabajadores del Ferrocarril, trabajadores de The Guayaquil and Quito Railway (G&Q), le organizaron una huelga a los inglesés y norteamericanos que manejaban la obra, reclamando por sus derechos. Por lo que puedo colegir que también el derecho nos llegó en papel membretado, tamaño A4, con filos dorados y aun costo alto, comprado en las tiendas del Caribe, de donde provenían también los *Cimarrones ( Negros esclavos que vivieron libres en las montañas de Jamaica y que atacaban objetivos de los colonos blancos).
Ahora si puedes observar, la historia que te cuento, debe haberse multiplicado o repetido en muchos de los hogares de aquellos descendientes de jamaiquinos que se quedaron desperdigados a lo largo y ancho de toda la Provincia del Guayas, que es la Provincia donde más se asientan estos ecuatorianos-jamaiquinos.
Hace poco acabe de recibir una llamada de un descendiente de ellos, me dijo algo para corroborar el carácter de estos trabajadores anglocaribeños, ellos eran TRABAJADORES, no fueron ningunos vagos, venían precedidos de esa fama y la mantuvieron, pese a la adversidad encontrada en suelo ecuatoriano.
Finalmente déjame concluir este bloque y decirte que cuando mi abuela Ángela de Clark, partió a la presencia del Señor, unos años antes, me hizo depositario ( Herencia ) de una caja llena de libros de su esposo Eleodoro Clark Quisphe, en ella encontré una Biblia en Inglés, aparte estaba, la que el utilizaba, una Biblia grandota en español, donde habían las inscripciones de nacimientos de la familia, defunciones, Etc. En ella constaba claramente y con letra legible, Philip Clark, nacido en JAMAICA – KINGSTON, sus restos mortales están hoy descansando junto a dos de sus primeros nietos ecuatorianos, Felipe I Clark, y Carmen Raquel Clark. By Ab. Eleodoro Esteban Portocarrero Clark IV

CONCIENCIA DE SER NEGRO, CONCIENCIA DE SER ECUATORIANO; PERO TAMBIEN CONCIENCIA DE SER DESCENDIENTE DE JAMAIQUINO.-

 Soy un aficionado al dibujo manual, a la música, desde que tengo conciencia, ambas actividades son una herencia desarrolladas a los pies de mi familia materna CLARK . Pero con el pasar de los años se me pego el gusto por los Estudios Sociales, en especial la Historia, a tanto llegó mi pasión por ella, que con el paso del tiempo la desarrollé como mi materia preferida, por eso le guardo aprecio, le guardo respeto, la cultivo casi todos los días, y en cada casa que tiene una Biblioteca, o dependencia pública o privada que cuente con una de ellas es mi sitio preferido de visita. Así te dije que comenzó mi amor por esta área de las Humanidades Modernas, creo que fue amor a primera vista, todo comenzó sin duda, cuando en la Escuela esta materia se vuelve un poco más amplia y  llamativa, te hablo del 7mo de Básica, antiguo Sexto Grado en mis tiempos, en ese entonces topaban los temas de los presidentes, lo cual me fascinaba, con el pasar del tiempo supe que me había encontrado con la musa de mis sueños, llamada historia, curiosamente lo primero que escribí oficialmente no fue nada de ella, sino un cuento, esa fue mi primera incursión en el mundo de las letras.
Hoy te propongo aventurarnos en ese algo, pues con un espíritu de “inclusión” te escribo parte de mi historia, con la perspectiva de un descendiente de jamaiquino y que comparte esto que quedará en este medio, como un testimonio de lo vívido, y aunque me digas lamparoso, orgulloso, o lo que sea, no me puedo desprender de que te hablo hoy con el corazón sabiendo que este tema que es “virgen”, pueda ser descubierto por otros y si te causa admiración a buena hora, si te causa un desinterés, tú, te lo pierdes, es cuestión de gusto; pero lo único cierto que te digo en esta invitación formal es que antes de poderme juzgar por lo que te digo, puedas de pronto abrir tu mente a esta historia, muy personal, pero no desentendida, no divorciada, no desligada de la Historia madre de los jamaiquinos, aquí en Ecuador, por eso la traigo hoy a vuestra consideración, para que puedas tu ver la parte singular, para luego abarcar la plural, lo que nos ayudará a tener una visión general de lo que quiero traer a colación.
Mi nombre es Eleodoro Esteban Portocarrero Clark, a la fecha de 41 años de edad, casado con Benilda Franco, mis hijos son Dara y Phil Portocarrero Franco. Mi padre se llama Marcelino Portocarrero Ortíz, esmeraldeño, mitad colombiano y mi mamá es una linda mujer llamada Ángela Clark Bolaños, del Ingenio San Carlos ( Marcelino Maridueña ), cuando nací en Guayaquil, llegué a casa de mis abuelos CLARK BOLAÑOS, después de una corta instancia por la Maternidad Sotomayor, entiendo yo, ( No he ahondado en eso con mamá), ella paso los 9 meses de su gestación sola y con 3 morenitos más, que son mis Hermanos : Marcelo, Ana y Sara  Portocarrero Clark, entiendo que al principio mamá no quería a este negrito; pero sabes después de arribar le alegre la vida a ella. Entiendo de pronto eso, su separación de papá le afecto, no obstante no te puedo decir que eso fue una bendición, Dios sabe todos los planes y de sopetón y de repente nos vimos en la casa de Eleodoro Esteban Clark Quisphe y Ángela del Rosario Bolaños Cortéz, dos personas geniales, diría yo unas excelentes personas en toda la dimensión y estatura de la palabra y el alcance que esta signifique, que don de gente tenían ellos, no podían saber de tanta educación, pero mis abuelos maternos eran personas a las cuales había que sacárseles “el sombrero”; pues de la vida conocían mucho, agrego bastante, consejos como los que daban y su autoridad, nunca pasaba desapercibida, actitud que los distinguía, lo que dejaba ver su brillante personalidad. En ese ambiente, viví, tu sabes como “el tierno” ( soy el último de mis Hnos), pase cerca de mi abuela y un poco cerca de mi abuelo.
Cuando mamá fue a parar de “vuelta a casa”, después de haber escuchado hace muchos años, que su enlace con papá no era bien visto, no era aceptado, regresó con 3 niños pequeños y uno de brazo. Para congraciarse quizás, o por el puro afecto que ella sentía por su papá, me bautizo como Eleodoro Esteban Portocarrero Clark, ganándose al abuelo. De que él me quiso, te lo puedo aseverar. Así rodeado de amor, como cuando alguien transporta botellas y las pone sobre periódicos o espuma, con eso los Portocarrero Clark, nos vimos empapados de ese amor, transmitido por dos hermosas personas que no nos tiraron la puerta de su casa en las narices, sino que siempre la mantuvieron abierta, para que los hijos pródigos regresen y nos hicieron vivir en la gran casa de la 9na, y hacer de ella nuestro gran rincón de juegos y poder encontrar en ella un mundo amplio y grande que explorar. >Cada día en ella era una aventura diferente, para que estar fuera, cuando en  ella había todo y de todo<
Fue así que mi mundo se abrió a ese entorno de la fantasía, de la realidad, de las cosas bellas, de la cristiandad, de la imaginación, de los buenos propósitos y de la calidad de vida que se necesita al vivir escuchando la voz de Dios.
Lo primero que hacía cuando era pequeño es ver televisión, por no tener juguetes caros, me inventaba yo mismo alguna historia, o algún diálogo, cualquier cosa a la mano era suficiente para saber que el mundo de los juegos había comenzado y mano de a poco comenzó  a dibujar, de seguro algún antepasado de los Clark, sabía de esto porque en varios de mis primos los tengo como competidores.
Siempre recordaré a mi abuelo como un tipo alto, gordo y con una voz sonara que llamaba la atención y con quien no había muchas cosas ambiguas. Solía subir las escaleras de forma apresurada, por lo general y este servidor de ustedes, con tres años y un poco más, lo seguía, recuerdo aún en escaramuzas, que me llevó antes de morir en un Taxi a pasear por mi ciudad de Guayaquil, que maravillosa experiencia. Después solo recuerdo haberlo visto en una caja, velándose en mi iglesia, se había despedido sigilosamente, sin hacer ruido, dejando tras de sí una vida que si bien tuvo altibajos como todo ser humano, NUNCA DE LOS NUNCA LE RESTO, LOS MERITOS QUE COMO SER HUMANO,HIJO, ESPOSO, PADRE, Y ABUELO, logró cosechar en vida. Solamente mi abuela solía decir que en el IESS, mataron a su marido y quizás no estaba tan lejos de aquella afirmación. Lo cierto es que en ella dejo una huella grande y para nosotros se fue tempraneramente nuestro benefactor material.
Con todo era muy niño, o pequeño, para haber formulado en vida de mi abuelo Eleodoro, algún cuestionario de preguntas, sobre su legado jamaiquino-ecuatoriano, las cosas que fueron develadas después surgieron cuando yo con más uso de razón, comencé como preguntón a decir y por qué esto, y de dónde, y cómo, y cuál, Etc. Hasta que algunas de las dudas de mi cabeza pequeña (en realidad era cabezón), fueron despejadas.
Recuerdo que fui a primer grado como un niño valiente, cuando mi mamá me fue a dejar a la “RAMÓN AGURTO CASTILLO” no lloré, cosa distinta ocurría con los que estaban a mi alrededor; pero si recuerdo que en ese pasaje de mi vida, cuando uno comienza la exploración del submundo, fuera de su casa, en la transición de la lecto-escritura, y todo eso, cuando te enseñan a escribir tu nombre, me escribía Eleodoro P. Clark, pensaba, que aquella denominación , por lo bajito, no me quedaba mal; pero en realidad esto no era Brasil ( Se usa primero el apellido materno); sino Ecuador. Por lo tanto lo que escribía o como me identificaba estaba incorrecto. Pero eso se me pego, cuando algún fin de semana, se me ocurrió dialogar con mi abuela Ángela Bolaños Cortéz de Clark, ella tenía en la galería de la pared principal de la sal de su casa, tres fotos, una era de mi tío Felipe Clark, que en ese tiempo estaba en Venezuela, otra era de mi mamá con Marcelo Portocarrero Clark y Jorge Meza Clark (mi primo); pero había otra que parecía más antigua que las otras, la cual no tenía pie de página (imaginación) y le pregunté, quién era ese señor, me llamaba mucho la atención, por su frente amplia y

sus cejas alzadas y un bigote que adornaba su cara, en aquella ocasión a vuelo de pájaro, ella tan solo me supo decir, ese es tu abuelo (Bisabuelo), y le inquirí, cómo se llamaba, ella me supo contestar: Felipe Clark, aquella primera impresión, me supo dulce, como me parecía extraño, le repregunté, cómo se escribe: ella dijo: C L A R K, ese fue el primer encuentro con esta historia, la impronta de esa historia me fue transmitida así, con un pequeño comienzo, hasta después haberse agigantado, en todo el sentido de la palabra. Este encuentro sucedió de forma espontánea, hasta que al haber acumulado, 41 años de vuelo en mi vida, se ha ido agigantando hasta mas no poder, despertando en mí una curiosidad inusitada, pues te digo que escribo esta historia o artículos relacionados a través del Cyber espacio, y de la impresión física de una obra referente a JAMAICA EN EL ECUADOR, un Facebook, un blog y la difusión en Situ, de esta historia en los lugares que recorra, todo por amor al arte, No, todo por amor y homenaje, a mis ancestros jamaiquinos, a los compatriotas de estos, a mi familia materna a sus descendientes y a aquellos adheridos a esta causa. Este es un recorrido extenso en la difusión de esta historia, si aparecen más, a buena hora; pero sabes mucha de esas líneas pudieron haberse preservado con una inusitada fuerza, lastimosamente han pasado casi 111 años, si contamos desde 1900, fecha en que los jamaiquinos, llegaron, mucho tiempo, se perdió parte de nuestra herencia que se quedó en el anonimato.

ESCRIBIENDO ESTA HISTORIA EN ECUADOR: LOS JAMAIQUINOS

Esta sin duda ha sido la historia más olvidada del Ecuador, la más menospreciada y la más oscura en el Ecuador.
Te diré que muchas cosas bellas se han escrito con respecto a esta; pero todas equivocadas e inexactas. Nuestro antepasados llegaron a este país por una necesidad, de parte de ellos y de parte de los constructores del Ferrocarril ecuatoriano. De su lado, su país JAMAICA, sufría una crisis económica, y de parte de los The Guayaquil and Quito Railway, necesidad de tener trabajadores que pudieran aguantar todo el trajín que suponía el trabajar en una actividad tan pesada. La gente de la Sierra, de la Costa y e general todo ecuatoriano, le "sacaba el cuerpo" a poder enrolarse en este trabajo. Por eso la contratación de los jamaiquinos fue algo que cayó como anillo al dedo. Noviembre de 1900, marca el inicio de nuestras raíces en este país, porque fue la fecha en que nuestros antepasados colocaron sus pies en esta tierra bendecida e hicieron lo que otros grupos, y otras personas no habían realizado, "encarrilar" al Ferrocarril a "Los Andes", con su corto período de tiempo por esas tierras (1900-1902) Demostraron su valor, coraje y decisión. Ahora  pregunto a los descendientes de jamaiquinos: ¿No puedes sentirte orgulloso de esto? Y poder declarar a los 4 vientos que eres un descendiente de un  BRITISH WEST INDIES, y estas aqui para contribuir al desarrollo y engrandecimiento de esta nación.
 Por eso asegúrate de dejar bien en alto los genes que corren por tus venas.


La mejor manera de difundir nuestra historia, es simplemente haciendo quedar bien el recuerdo de nuestros antepasados, porque de nada valdrá ufanarnos, si la gente puede tomar nuestros nombres y apellidos como simples trapeadores, para exponerlos como bandera en la tierra de la VERGUENZA, es pues nuestra obligación material y espiritual dejar bien en alto nuestra herencia, donde quiera que Dios nos llevé, para cuando las personas hablen, digan si ese negro es especial. Y puedan distinguir quienes somos, pues la gente podrá valorar a los Pine, Crawford, Payne, Spencer,Johnson, Smith, Atkinson, Mc Gregor, Clark, Scarlett, Scotland, Etc. Como personas especiales, buenos: trabajadores ,profesionales, cantantes, actores, mecánicos, Etc...
Dios nos dió el privilegio de que pueda correr por nuestras venas esa sangre caribeña, la misma que en el día a día nos reclama, cordura, eficiencia y pulcritud.
Somos parte de aquellos grandes negros que lograron subir el ferrocarril a los Andes, de aquellos que se sobrepusieron a toda infamia, arrogancia y maltrato y demostraron a aquello, para lo cual se los trajó a Ecuador. No es simple, ni una conjetura. Estamos llamados a ser parte de esa historia viva de este país, que mira las cosas positivas, conocedoresque hemos arrancado de cero, pero nadie quiere de una u otra forma estar abajo, por eso hemos tomado las alas de nuestro destino y las hemos desplegado, para que podamos conocer  que somos herederos de ese destino, no por lo que nos lo encontramos tirado en el camino, sino, porque trabajamos duro, para alcanzar todas nuestras metas y sueños.
No nos rindamos nunca, ni podamos dejar de hacer el bien, porque a su tiempo segaremos y recogeremos grandes frutos y provisiones para el presente y para futuro.
Ab. Eleodoro Esteban Portocarrero Clark*
Bisnieto de don Philip Clark, originario de Jamaica Kingston, ex-trabajador de The Guayaquil and Quito Railway y nieto de don Eleodoro Clark Quisphe, ex- Jefe de Talleres de los Ferrocarriles del Ingenio San Carlos, Provincia del Guayas.