lunes, 17 de octubre de 2011

MI FAMILIA CLARK : LOS AÑOS FELICES, DE ANTES Y LOS DE AHORA .-

Me dirás, porque tu fijación tan platónica con respecto a ese tu apellido inglés ( Clark materno), quizás común, entre los gringos e ingleses, pero así es, y te puedo decir por qué. Cuando nací en octubre del 69 en esta ciudad de Guayaquil, ya Dios había provisto donde iba a nacer y donde íbamos  a vivir mamá, mis 3 hermanos y yo. Lo primero que vi ó supe es que vivía en una casa grande la casa de la 9na. Esta había pertenecido a mis abuelos Eleodoro y Ángela Clark desde siempre, porque en la década del 60, se mudaron de su tan amado Ingenio San Carlos y de su parroquia Marcelino Maridueña (Guayas), a la cosmopolita ciudad de Guayaquil, atrás quedaban sus recuerdos 9 niños que multiplicaron a don Philip Clark (Bisabuelo): Felipe I, Dora , Cirilo, Carmen Raquel , Julio Esperanza, Eleodoro, Ángela Jr. Felipe II. Dos muertos en la tierra más dulce del Ecuador entre los años de su niñez y siete hermanos bendecidos por el señor. Aunque uno se abriga bajo la sombra del altísimo, te diré, que aquí en la tierra por 4 años hermosos me abrigué en la tierra a la sombra de mi abuelo. Pero como dice el dicho lo bueno dura poco mi abuelo se nos fue tempraneramente y con el algunos secretos, algunas historias. Aunque murió en 1972 en Diciembre su legado y recuerdos de un tipo no solo alto por su estatura, sino por un espíritu altruista y humano, casado con una mujer que era la horma de su zapato, que no se quedaba atrás tan grande como lo era mi abuelo en corazón. La gente que le conoció lo recuerda como un señor que no era vanidoso, pero detrás de ese carácter *adusto, había un corazón sincero, cariñoso y amoroso hacía sus hijos. No hablaba muchas cosas que te deslumbraran, pero era de esos que vivía con la efectividad al día, sabía cómo aplicar las ciencias exactas en su trabajo, descubriendo su baúl, encontré que el tiempo había hecho de él un gran lector, bosquejos bíblicos, poemas son testigos de lo que digo. Muerta su mamá de fiebre amarilla doña Mercedes Quisphe (cuencana), si él nació en 1909, es muy probable que el abuelo Eleodoro Clark Q. quedo huérfano a los 5 años, estamos hablando que la bisabuela falleció en 1914.

Quizás trato de poner una imagen en mi mente de un hombre solo con una criatura de cinco años, aunque yo me quedo por ratos y por tiempo con mis hijos Dara y Phil, concientizo, el hecho de que aquel jamaiquino Philip Clark se quedó solo con una criatura a la que iba a formar y a encargarse de pulir hasta su edad madura. ¿Cómo hacer? El muchacho se estaba criando en un país cuya lengua materna era el español, y él a duras penas masticaba el español y lo único que hacía era hablarle a su primogénito en inglés. Sin duda esto causo un efecto dominó en mi abuelo que termino hablando el inglés. Si el maestro Clark era alguien que llevaba bien sentado su apellido y sabía muy bien quién era. Los recuerdos de él son entrecortados y un poco nublados, aun así lo veo siempre atravesando el umbral de la puerta donde vivíamos con las manos llenas, nunca con las manos vacías. Llevaba siempre caramelos, golosinas. Una vez le vi que traía una langosta grande, hermosa y jugosa, fue la primera vez que vi una especie de esas. Yo andaba de arriba para abajo y de abajo para arriba, siempre detrás del abuelo. Desde ahí nació un amor entrañable hacía mi abuelo, su familia y a su historia. Sé que mamá ( Ángela Clark Bolaños) toda su vida al igual que sus hermanos toda  conto con su papá ( Eleodoro Clark Quisphe). Fue recibida en la Casa Clark, de la 9na, con cuatro negritos ( Marcelo, Ani, Sari y yo). Si digo suerte mentiríamos. Gozamos toda nuestra vida del favor de Dios, del Favor de Dios, que siempre nos cobijó, nos sustento y nos proveyó de todo. Eso lo conservamos los 4 en el corazón. No somos mal agradecidos, fuimos gente que sufrió; pero  si podemos hablar que la etapa dura la pudimos pasar, porque encontramos una familia EXTRAORDINARIA con dimensiones fuera de lote, que cada día lanzaba jonrones.
     Bandera de Jamaica

http://t1.gstatic.com/images?q=tbn:ANd9GcTLNjVJ7igOHBtufkjm9NcH82wS_9F9k0y5DKgyLPkMCM6NEAAYjACuando nuestro abuelo partió, dejo un vació profundo en nuestras vidas que difícilmente se pudo llenar. Pero Dios siempre hace milagros a favor nuestro, no se queda con las manos cruzadas y el levanto en nuestros tíos a esos padres multiplicados en cuatro: Cirilo, Julio, Eleodoro y Felipe. Ellos nos dieron un espacio en cada uno de sus hogares, sacaron tiempo, nos compartieron de su dinero, nos allegaron a sus hijos y conocimos el amor y no la mezquindad.


Fueron buenos tiempos, nos enseñaron que aun de lo poco se puede hacer demasiada y que si lo das con amor y con un buen corazón aquello se multiplica, te diríamos que si viviéramos en este mundo frenético nos hubiéramos llamado huérfanos, pero con ellos y con el abuelo fuimos más que bendecidos, porque tuvimos buenos ejemplos.

Como cualquier niño en mi infancia exploré mi entorno la Casa grande de los Clark era esa casa exótica que todo pequeño desea explorar de arriba abajo y de abajo hacia arriba, la conocía codo a codo. Será por eso que nunca me gusto la calle, porque en ella encontré la aventura de los altillos de las escaleras, la cocina, la sala, los cuartos, el patio amplio, los perros como la melona, la niña, el chulapi y otros más que fueron testigos de lo que un día pasamos. Mi abuela le gustaba criar ganzos, patos pequineses, chanchos, pavos, gallinas. Cuando nacia un perrito era toda una fiesta madrugar, para ver su nacimiento.
Estando en primer grado recordar que mi mamá me llevaba el lunch, las coladas que tanto me gustan, recordar el esfuerzo sobrehumano que hizo por mantenernos y pensar que nunca vestíamos con arapos, sino que cada Diciembre, en intermedio de año o cuando menos lo esperábamos teníamos ropa nueva que estrenar. En esa jornada de los estudios mucho ayudaron con la lista mis tíos, especialmente mi tío Julio, y con los juguetes todos los Hnos. Clark Bolaños.
Regresar de clases era un alivio, aunque nuca fui apegado al estudio, jamás de los jamases me gusto las matemáticas, algún vocación oculta me llevó a los pies de los Estudios Sociales. Mis años de un muchacho dejado pasaron de a poco cuando curse el 6to año (Hoy 7mo).

En esos tiempos aprendimos a convivir con todos nuestros primos, Los Clark Espinoza, Las Clark Durango, Los Clark García, Las Arreaga Clark, Los Meza Clark, conocimos también a los Burbano Clark, todo un conglomerado de gente con deseos y ansias de triunfar y el tiempo nunca pudo negar esa semilla depositada en ellos, por la línea de la bendición que guardan dentro de su alma y corazón. Que es la misma que tuvo su bisabuelo Philip Clark y que reposó en don Eleodoro Clark Quisphe su abuelo y que pasó a cada uno de sus padres.


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