martes, 5 de junio de 2012

Donde Fuimos a parar.- Al Leonidas García: Recuerdo grato de mi estancia por tus aulas.-


Terminada la primaria, como todo estudiante quise ir al VR. Todos los niños de mi época iban a ir al “glorioso” y centenario colegio de Guayaquil, sin embargo, no tuve padrinos para ir a tan “famoso colegio”, me había ido de vacaciones a Santo Domingo y descuidados del tema, estando sentados en un carro de la Cooperativa Zaracay, de regreso a Guayaquil, compramos el diario “El Universo” y leímos las zonificaciones que hacían en ese tiempo, designando los colegios donde los de 6to año podían ir a pedir matricula, sin mayores trabas, cuando mi mamá leyó el nombre del colegio, “LEONIDAS GARCÍA” se alegró y me dijo que ese colegio formaba profesores y era muy bueno, solo esa referencia basto, para enfilarnos a las instalaciones de ese plantel y pedir la matrícula, atrás quedaría la ilusión del Viche. Aunque la fama de la institución secundaria a la que yo quería ir era solo parte de la propaganda. Porque el LEONIDAS lugar donde fui a parar, había sido un colegio sumamente bueno y mucho mas grande  que las expectativas que habíamos tenido. Te diré que no fue amor a primera vista, porque cuando llegué en 1983 la entrada era sumamente fea, el lodo era un lodo sumamente pastoso y que se pegaba. El primer día fuimos en un carro de alquiler, la camioneta nos llevo hasta la puerta del colegio, para llegar a la carretera o vía principal que es la Daule, había y hay como mínimo 4 o más cuadras, lo que hacía dificultoso el acceso, por lo tanto la mayoría de los estudiantes tenían expresos que eran los más madrugadores de la ciudad, porque el Normal está ubicado en el Km 10 de la vía a Daule.
Recuerdo bien que para poder despertarme lo hacía 5 ó 5:30, mi tío Julio, entonces soltero, que también madrugaba para ir a su trabajo en el Consejo Provincial, se encargaba de despertarme, cuando no estaba en horas fijas, tenía que hacer una larga peregrinación y tomar la Pascualeña CTP, único carro que conocíamos pasaba al pie del Fuerte Huancavilca, que era el sitio de parada obligatoria.
Dentro de los profesores tuvimos siempre los mejores, a tal punto que su plana era parte en un tiempo de la Universidad Laica, mucha gente preparada, doctores y licenciados en Ciencias de la Educación con los conocimientos actualizados, de ellos recuerdos a Dres. Arturo Campos y Delia Guerrero, Lcdo. Abel Limones, Dr. Pluas, Domínguez, Msc. Dr. Víctor H. Sánchez, Lcdo. Araujo, Lcdo. Vargas, Lcdo. George Pazmiño, Lcdo. González, Msc. José Torres, Lcda. Julia Erazo, Lcdo. Logroño, Dr. Bolívar Bermeo S., Etc. Tantos buenos maestros que con su luz y sapiencia, supieron entregar su contingente para darle lustro a una novel institución que ha formado grandes maestros y con ello ha aportado a la Patria.
Cuando llegué de hecho hice un muestreo del lugar, una cancha amplia de tierra, donde el LG, protagonizaría algunos partidos para el recuerdo. Alrededor árboles grandes que servían de sombra para poder refrescarse del calor. Su hermosa biblioteca, sus amplias aulas y laboratorios son muestras de una institución que nació para ser grande. Mucho recuerdo los alumnos bien disciplinados, en ese tiempo nos topamos con el Lcdo. Carlos Rubio Guzmán, en ese tiempo Inspector, después abogado y Juez Penal de esta Provincia, con el cual coincidimos en la Corte, en el libre ejercicio del derecho. El pelo corto, la peinilla, el pañuelo y la billetera era una norma de estilo, para el LEONIDENSE de esa época, yo cursaba el primer año.
El LEONIDENSE, era maestro de eso que en nuestro argot llamábamos MIOTAR, practica muy difundida en esos años, recuerdo haberme ahorrado mis compañeros y yo un pasaje de la pascualeña, pues muchos nos dejaron en el puente 5 de Junio, en donde por lo general, caminaba a la 9na y Febres Cordero, que era la casa de mis abuelos, lugar donde vivía con mi mamá y mis hermanos. En época de Juntas, reuniones extraordinarias o alguna que otra situación imprevista, el lugar preferido nuestro era visitar el Alban Borja, por esa época uno de los dos o tres centros comerciales existentes en la ciudad de Guayaquil.
Cuando llegamos a cuarto año de Educación, las chicas llamaban la atención a más no poder, por la edad, por las hormonas y por el antecedente, pues veníamos de la parte del colegio, donde  era solo varones, a estar en la parte mixta del mismo. Toda una experiencia.
Otra de las cosas que vienen a mi mente eran los exámenes que EL LCDO. JOSÉ GONZÁLEZ, nos hacía realizar en la materia de Educación Física, mandando en competencia por cuadrillas a los alumnos, dando una vuelta por los exteriores del colegio, saliendo por la vía de acceso principal, hasta llegar a la vía a Daule, subiendo hasta el Km 11, entrando por una pequeña delegación de la CTG, hoy llamada CTE., y luego regresando al LEONIDAS GARCÍA, recibíamos puntuación de acuerdo al orden de llegada, no puedo olvidarme de esos momentos donde uno hacía los esfuerzos necesarios, para llegar a la meta, los días sábados eran para mí de preparación, porque salía por lo general a correr, de donde vivía en el sur oeste, salía al puente de la 17ava y avanzaba a Bellavista, lugar, donde me entrenaba, casi nunca llegue al último y la competencia era mi suma para pasar.
EL LEONIDAS no era un colegio más, tenía la distinción de NORMAL DE LA REPÚBLICA, en sus aulas se formaban los profesores del mañana, para obtener tal distinción había que estudiar los 3 años de bachillerato, especialización Ciencias de la Educación, más 2 años de especialización, aun recuerdo a la Dra. Loor mandándonos a las práctica docente, por ese tiempo hice las mismas en la EDUARDO FLORES TORRES, luego el recinto RÍO PERDIDO, en el CANTÓN NOBOL, nos abriría las puertas para demostrar lo aprendido, tres meses llenos de aventuras, de ricas experiencias y de anécdotas fue nuestro paso por ese lugar, LOS ALUMNOS – MAESTROS, como así nos designaban, en ese lugar conocimos los avatares y las penurias del maestro cuando va a la zona rural. Cuando regresamos, ya estábamos acostumbrados, a Río Perdido, pero fuimos 5 personas, todos alguna vez como compañeros nos habíamos saludado por habernos cruzado en los pasillos, patios del colegio, pero aparte de eso no conocíamos mayor referencia de cada uno de los que en ese tiempo por cosas de la vida, dicen unos, del destino otros y yo digo de Dios, llegamos a compartir una casa de caña ubicada en la parte de atrás de la Escuela “INDEPENDENCIA DEL ECUADOR” , la forma en que cada uno organizaba su labor para dar clases, de cómo nos preparábamos, del tiempo que compartimos aprendiendo, descubrimos en esos momentos la solidaridad y la responsabilidad al estar lejos de nuestras familias.
Del LG, salieron muchos líderes que hicieron historia en las aulas, recuerdo muy bien a Luis Chancay, Luis Castillo, Vásquez, Alonso López, Jorge Escala, entre los más conocidos, muchas de las conquistas como tener un acceso digno a nuestro colegio fue la lucha de ellos y muchas otras cosas más.
Recuerdo el clásico “Hoy no hay clase, es día de combate”, y ese día en realidad lo era, pues paralizaba todo el colegio y cuando eso se escuchaba por los corredores, de seguro no había clase, si el mismo no era de izquierda, era un ente que seguía muy de cerca lo que hoy llamamos “JUSTICIA SOCIAL”, quizás no en la parte administrativa, pero si en la estudiantil.
Cuando tocaba el recreo, todo el mundo buscaba la entrada para buscar los pasteleros y el jugo para acompañarlo, con una salsa media picante, al menos en mi tiempo era una parte distintiva de mi generación.
Pero en el LEONIDAS siempre hubo ese poder de recuperación, pues cuando teníamos clase, las teníamos y créeme, sin ser orgulloso de ese tiempo deberíamos haber estado dentro del ranking de los colegios de Guayaquil, como uno de los mejores, que cuando prendía los motores realizaba una combustión de enseñanza y de educación difíciles de parar.
Por último recuerdo haber estado en el 7mo año, tenía que hacer una reconstrucción de una clase, y por esas cosas de la vida fui al LEONIDAS GARCÍA, estando para salir, me encuentro que justo en la conjunción  de la vía de salida y la vía a Daule, estaba la Policía tirando bombas lacrimógenas y avanzando en contra de los estudiantes que estaban allí, en vista de eso, yo también puse mis pies en polvorosa y toque marcha de retirada, yo por tratar de mejor hacer y tomar un atajo, por uno de las fábricas adyacentes a la zona, seguro de haber transitado por ese sector y conocedor de esa ruta por 7 años, como experiencia, vi una de las zanjas, con un poco de montes, que asemejaba que tierra había sido puesta allí y rellenada, lo que a simple vista parecía tierra estable, cuando al poner la primera pierna para intentar cruzar, la otra la siguió, el resultado, quede casi hasta la mitad del cuerpo, lleno de lodo y grasa, en vista de que yo iba al LEONIDAS, con la vergüenza más extrema fui a las dependencias del Normal, los que me veían se burlaban, las chicas se compadecían de mi, y los profesores que observaron dicha escena, se asombraron, recuerdo al Lcdo. Ricardo Araujo Pine, haberme preguntado ¿qué me había pasado? Creo haber salido en el carro de la Lcda Ofelia, ella me llevó hasta el 5 de junio, en donde entre vergüenza y coraje, camine hasta mi casa ese día.
Paradójicamente las dos veces que nos graduamos en el 6to y en el 8vo año del NORMAL LEONIDAS GARCÍA, lo hicimos en el salón de actos del Vicente Rocafuerte.

LEONIDAS VIVE …..C
Siempre recordaré los años
felices que pase junto a ti,
de los días de risa y del serio vivir.
De las lecciones del mañana
que me sirvieron en el ahora,
Cuando pienso en el tiempo que se fue,
me veo nuevamente en tus pasillos recorriéndote
y sé que en la distancia así lo haré,
Leonidas García vive desde siempre,
Tu nombre se impregno en el canto de la aurora,
Tus pupilos te cantan en las aulas
Y tus dichos y enseñanzas proclaman victoria.
Tu nombre se metió en la historia del Ecuador
Y también en mi corazón.

2 comentarios:

  1. Muy buena remembranza, fui compañero de aula de Jorge Escala y Alonso López y además compartimos la rural en Lomas De Sargentillo. Al pasar por la vía a Daule se me vienen recuerdos sobre como entraba caminando todo el trayecto.

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  2. Exelente remembranzas de epoépo doradas de estudios en nuestro magestuoso normal superior Leónidas García

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