ALFREDO COLOM MALDONADO: MAS QUE MÚSICA

Siempre recordaré mis primeros años en la Iglesia de El Pacto de Dios, alla en mi natal Guayaquil, los himnos fervorosos y llenos de poesía que cantábamos en ese tiempo iban y venían en casi todas las reuniones, eran invitados especiales infaltables. Hoy la juventud actual ha escuchado de Marcos Witt  para adelante, no obstante dentro del mundo de la música cristiana existe un mundo de músicos cristianos que dedicó su vida a engrandecer el nombre de nuestro señor Jesús, y fueron figuras importantes en la historia de la himnología cristiana. La iglesia cristiana evangélica de Latinoamérica comenzó cantando himnos traducidos venidos de EE-UU y de los países europeos, lo cierto que la música traída por los misioneros fue difundiéndose con su respectiva traducción. Pero tiempo después, como sucede siempre, la iglesia en América española comienza a crear su propio espacio y la palabra musicalizada comienza a difundirse, sorprende por su amor, por su entrega, por su sinceridad, por la cadencia de sus versos, estrofas y la música empieza a ocupar ese espacio importantísimo que desde siempre la iglesia protestante le dio a sus cánticos y a ese tiempo de la búsqueda en la alabanza y la adoración. La liturgia en los cultos cristianos evangélicos iban a tener ese realce como un tiempo de preparación para compartir la palabra de Dios. Pero fuera de todo ese acontecer que te relaté, surge la figura indiscutible de uno de los cantautores cristianos de habla castellana, preferido por los hermanos cristianos, que llegaron a tomarle afecto a sus letras, a su poesía, a su testimonio y a la palabra dada por él cuando predicaba. Alfredo Colom Maldonado, nace en los primeros años del siglo 20, en la ciudad de Quetzaltenango, en el país centroamericano de Guatemala, en 1904,  su testimonio viene a nosotros por la cuenta de su propia pluma, en donde narra el hecho de que era un mujeriego, atrapado por el vicio del alcohol, su vida transcurría en un desenfreno total, sus logros personales_ había llegado a ocupar un cargo público_ no lo satisfizo, sus conquistas a nivel de mujeres tampoco, su éxito escribiendo poemas no lo colmó, hasta que un buen día decidió acabar con su vida, cuando un buen día vio a un indiecito de su tierra natal, pasar por donde él y saludarle de manera afectuosa, lleno de una felicidad extrema, cuando Alfredo, se preguntaba en su interior, qué era lo que tenía aquel hombre sencillo y aparentemente falto de letras, que no tuviera él, así que decidió averiguar cuál era su motivación. Así fue que el secreto a viva voz le fue develado, y este era JESÚS, fue en ese instante que decidió cambiar el rumbo y puestos los motores en reverso emprendió viaje a un puerto del cual nunca más se iba a apartar. Ese fue el comienzo de este salmista prolífico. De su mano nacen por inspiración directa, hermosos Himnos que hasta este día son todo un clásico. <>  <>  MANOS CARIÑOSAS Manos cariñosas, manos de Jesús, manos que llevaron la pesada cruz. Manos que supieron sólo hacer el bien, ¡Gloria a esas manos! ¡Aleluya amén! Blancas azucenas, lirios de amor, fueron esas manos de mi Redentor. Manos que a los ciegos dieron la visión con el real consuelo de su gran perdón. Manos que supieron calmar el dolor, ¡Oh manos divinas de mi Redentor! Que multiplicaron los peces y el pan, manos milagrosas que la vida dan. Manos que sufrieron el clavo y la cruz; Manos redentoras de mi buen Jesús. De esas manos bellas yo confiado estoy, ellas van guiando, pues al cielo voy. ¡Oh Jesús tus manos yo las vi en visión y vertí mi llanto con el corazón; Vi sus dos heridas y la sangre vi que tú derramaste por salvarme a mí. Alfredo Colom era lo que predicaba, era lo que escribía y era lo que cantaba, tenía  don de ciencia y era un cristiano muy apegado al Espíritu Santo, se le recuerda como autor de Himnos cuya trascendencia aun impactan la vida de los cristianos, pues al cantar y al escucharlos la misma unción que se sintió cuando fueron creados se sigue sintiendo…Por esas cosas de la vida, se hizo amigo de mi abuelo Eleodoro Clark Quisphe, solía llegar a la casa de los Clark en el Ingenio San Carlos, cuentan entre anécdotas de que tomaba su acordeón y pasearse para escribir sus cánticos espirituales. Sin muchas poses compuso todas las inspiraciones que Dios le dio. Hace algunos meses en un programa televisivo de la estación costarricense ENLACE lo nombraban como el fundador de una de las iglesias en su natal Guatemala, al oír su nombre me dio nostalgia como si lo hubiese conocido desde hace años; pues cuando tuve conciencia desde siempre en la casa de mis abuelos tejían una tertulia con respecto a su vida, canciones y a su labor pastoral, una vida digna de imitar.

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