miércoles, 12 de septiembre de 2012

LOS JAMAIQUINOS DE 1900, MAS QUE UN ASUNTO DE HISTORIA, UN ASUNTO DE HUMANIDAD. AQUELLOS TRABAJADORES QUE LLEGARON, TRABAJARON, VIVIERON Y MURIERON LIBRES.-


Nunca antes me vi sumergido en un tema en particular para mí profundo. La carga espiritual o emocional sin duda era evidente. Te puedo expresar al principio mis dudas con respecto al tema, pero a medida que comencé a investigar, enlazándolo con aquello que había escuchado o aquello que ya conocía me sentí mucho más comprometido a defender mi legado ancestral, que es el negro, el caribeño y el protestante.

Han pasado tres años un largo trecho para mí desayunando, almorzando y cenando JAMAICA.Cosa que lo he tenido que realizar con motivo de mi pequeña obra.  El tema lo transpiró por la piel y llega hasta mi corazón, no puedo endechar mentiras, pues lo que te hablo es tan real o verdad como cualquier cosa tangible que puedas ver a tu alrededor. Creo recordar todavía como las letras saltaban de las páginas de LA REVISTA DEL DIARIO EL UNIVERSO (de Guayaquil, publicada el 12 de agosto del 2012) y contrastaban con lo que yo había leído y esas palabras decían así:

“SE LLAMA ASÍ PORQUE SE DECÍA QUE LOS CONSTRUCTORES HICIERON PACTO CON EL DIABLO PARA PODER TERMINAR LA OBRA”, INDICA SOBRE “EL TREN MÁS DIFÍCIL DEL MUNDO”, QUE DESDE FINALES DEL SIGLO XIX HASTA 1908 SE ABRIÓ PASO POR LAS MONTAÑAS A PUNTA DE DINAMITA, Y PROVOCANDO LA MUERTE DE UNOS 2.500 ESCLAVOS JAMAIQUINOS EN MEDIO DE LAS EXPLOSIONES, LAS ENFERMEDADES Y LOS ASESINATOS ENTRE ELLOS. “EL ACUERDO CON LOS INGENIEROS ERA QUE MIENTRAS MENOS OBREROS, MÁS PAGA PARA QUIENES QUEDABAN VIVOS”.( TOMADO DE LA REVISTA del Universo: “LA NUEVA NARIZ DEL DIABLO , Edición del 12 de Agosto del 2012, esto decían los guías de el Ferrocarril en la Ruta de La Nariz del diablo) 

Vaya la expresión que más fuerte llamó mi atención fue 2.500 esclavos jamaiquinos, dicho manifiesto no resulta peyorativo ó insultante, pero si muy alejado de la realidad histórica que les tocó vivir a estos trabajadores caribeños, pienso que si esto es contado por una entidad regentada por el Estado, como LA EMPRESA DE FERROCARRILES, se cae en un error grave que hace que la gente tenga una idea distorsionada de lo que paso a inicios del siglo 20 con estos caribeños.

Era Vox Populi, que el ecuatoriano medio como un reguero de pólvora, había corrido la apreciación que justamente recogían los Guías Turísticos del Ferrocarril en el tramo Alausí – Huigra, de que los jamaiquinos eran ESCLAVOS. Ahora imagínate que la mayoría de la gente que no gusta de la lectura lo único que sabe es repetir algo que alguien le dijo o que cree saber. De hecho al escribir JAMAICA EN EL ECUADOR, procuraba si esclarecer este tema, pero no quería dedicarle un espacio, pero aprovechando este elemento coyuntural, me tiré al ruedo a poder aclarar este espacio, para quien lea se encargué de difundir la VERDAD HISTÓRICA, basada en los hechos fehacientes que se suscitaron en el año de 1900.

Así que quise llegar al autor de la nota periodística Lcdo. Moisés Pinchevsky, con una carta aclaratoria, la misma que no tenía el afán de poder ofender a nadie, pero si el poder aclarar los hechos y el derecho al respeto de la MEMORIA DE LOS JAMAIQUINOS, varias veces ultrajada por gran parte de los historiadores ecuatorianos, a lo que se suma la desidia o las 4 letras que se suele mencionar en alusión a su trabajo en LA NARIZ DEL DIABLO. Muy gentilmente el Lcdo. Pinchevsky contesto el e mail que yo le había enviado, pero la verdad es que no quise ser grosero. Transcribo la respuesta así:

Moises Pinchevsky mpinchevsky@eluniverso.com
Estimado Ab. Eleodoro Portocarrero:

Acuso recibo de su comunicado, a propósito de los comentarios relacionados a los jamaiquinos que trabajaron en la construcción del tren ecuatoriano.

Carlos Ycaza, editor de La Revista, considera que esta es una buena oportunidad para abordar de manera más profunda este tema, para lo cual esperamos publicar un artículo al respecto para septiembre.
Ya me comunicaré con usted para solicitar su testimonio y punto de vista en este tema, a propósito de la investigación que ha realizado para la publicación de su libro.

Lamentamos que los comentarios vertidos en el tema anterior le hayan resultado injustos. Por mi parte, le ofrezco disculpas como redactor del tema, quedándome solo indicar que en mi redacción fui fiel a las descripciones realizadas por los guías del ferrocarril.
Con este nuevo tema esperamos hacerles justicia a los jamaiquinos y a su participación en la historia del Ecuador.

Saludos cordiales,
Moisés Pinchevsky
LA REVISTA
EL UNIVERSO

Agradecí de veras la respuesta positiva que el Mayor Diario Nacional El Universo dio a mi carta, el día 29 de agosto del 2012, me dirigí a las oficinas del Sur de El Universo, porque el Lcdo. Pinchevsky manifestó que bien se podría hacer un reportaje sobre el tema como una nota aclaratoria, aporte en algo sobre la historia de los jamaiquinos al autor del reportaje "LA NUEVA NARIZ DEL DIABLO."

Siempre he pensado que LA ESCLAVITUD más que una institución que instauraron los estados europeos en los siglos 16,17, 18 y 19, sea un motivo de escarnio para los africanos, más bien esto debe de ser un motivo de vergüenza para aquellos países que la propiciaron. Los negros deberían  sentirse orgullosos de poder saber que sus antepasados sufrieron como hombres todas aquellas desavenencias que ninguna otra raza existente la hubiera pasado sin estar al borde del exterminio.

Ahora colijo de pronto como la gente tiene muy arraigado el hecho de que los africanos fueron esclavos, asimilaban de qué los jamaiquinos llegados al país, también lo eran. Y es un justificativo pobre, pero válido de pronto sopesando la cultura existente.

Pero si manifestamos la verdad y nos sujetamos a aquello que nos hace remitirnos a la historia, comprenderemos que para levantar una muestra “Topográfica” de los anglocaribeños ó rastrear su ADN espiritual, sabremos que debemos tener en nuestra mesa LA HISTORIA DE JAMAICA, LA HISTORIA DEL ECUADOR Y LA HISTORIA DEL FERROCARRIL, al unir las tres sabremos invocar en realidad qué pasaba en Jamaica, por qué contrataron trabajadores jamaiquinos para el ferrocarril, qué les pasó a los jamaiquinos aquí, Etc.

La historia jamaiquina me arroja a una isla descubierta por Colon, colonizada un buen tiempo por la corona española, dejada atrás por no poseer la riqueza que se creía había allí, la instalación de la corona inglesa, el poblamiento de esclavos africanos, la producción de azúcar que hizo de la Isla el primer productor del mundo.

También su historia me habla de gente como WILLIAM WILBERFORCE Y THOMAS CLARKSON, en la metrópoli (Inglaterra), que motivados por un sentimiento cristiano, repararon en algo lo que sus pares y antecesores habían hecho sopretexto del Comercio y el desarrollo de Inglaterra, no obstante WILBERFORCE Y CLARKSON, Parlamentario y Abolicionista en su orden, lucharon denodadamente, para que la Esclavitud como tal fuese extinguida en 1834. Si hablamos hoy en día que el arribo de los jamaiquinos se produjo en Noviembre de 1900, suma ó resta amigo, hay una brecha generacional de 66 años, si consideramos que la mano de obra buscada en KINGSTON fluctuaba entre unos 17 años a unos 40 años, muchos de ellos estaban lejos de el año en que la Esclavitud como institución estaba en pleno apogeo, lo que se deduce es que sus padres, abuelos y las generaciones que los antecedieron establecidos hace 400 años en América, eran esclavos. Por eso se comprende la idiosincrasia del jamaiquino, aquel que miraba al cielo y que respiraba libertad, las circunstancias de los maltratos y vejámenes aún no adquieren  los niveles de importancia que debería tener, pues la denuncia social arroja a la luz, aquella historia bonita y bien maquillada que nos tratan de vender de qué todo en la construcción del Ferrocarril fue “perfecto”, poniendo en las pocas líneas que mencionan a los jamaiquinos como la parte oscura de los actores que intervinieron en esta “trama”. Pareciendo poco a los historiadores haberlos victimado, masacrado y maltratado, siendo el grupo humano que cargo con el mayor peso de la obra, cuando se tuvo que superar el escollo llamado “Nariz del diablo”.

Si hablamos de esclavitud, yo te pongo a pensar los siguientes parámetros que pueden arrojarnos luz sobre esta situación de que si eran ó no los JAMAIQUINOS del Ferrocarril de Alfaro Esclavos. Aunque no seas Abogado, Ingeniero Comercial o Economista, ó cursaste alguna otra carrera, por cultura general quizás has de haber escuchado que un contrato se lo realiza con un TRABAJADOR, no con un ESCLAVO, que el trabajador está sujeto a leyes laborales, que recibe beneficiosos, Etc. En cambió el Esclavo no tiene voluntad y prima lo que su amo dice.

ENTONCES ANOTÓ QUE:

1.- Los jamaiquinos vinieron amparados bajo un contrato realizado en su propia tierra, que entendemos cubría pasaje de ida-regreso, accidentes laborales y muerte. (cosa que quizás nunca se reconoció).

2.- Si los jamaiquinos hubiesen sido esclavos que tan capaces eran para ser contratados, porque por lo general el esclavo era reducido a un territorio determinado y a duras penas podía salir de los linderos de su amo, mal podían haber cruzado las fronteras de su Patria Amada, para ir a un país distante a actuar como “peones” como despectivamente se los trata para participar en una Obra Civil de la envergadura de la construcción del Ferrocarril.

3.- Si la Esclavitud había sido liquidada en 1834 y en Ecuador el 24 de Julio de 1851, en el Gobierno del General José María Urbina, mal podríamos argumentar que los jamaiquinos de 1900 tenían esa condición.                            

4.- El sociólogo ALEXEI PÁEZ, quiteño,  cita que entre los jamaiquinos se encontró cierta propaganda panfletaria. Dudo que un esclavo pueda urdir planes para tratar de parar una obra ó en su caso para protegerse entre sí de los maltratos. Aunque de lo que he leído de los jamaiquinos que trabajaban en Panamá, Costa Rica, tenían cierta costumbre de organizarse y conocían bien sus derechos.

5.- Es evidente que un esclavo no manda a su tierra a quejarse, para que pueda su Gobierno (Oficina Colonial Británica) socorrerlos por los abusos cometidos en tierras ecuatorianas por parte de los administradores y capataces de The Guayaquil and Quito Railway, esto sucedió entre finales de 1900 y comienzos de 1901. Y esa fue una carta explícita mandada a Jamaica.

6.- Por más de que se implanto una LEY DE PEONES, que obligaba a reintegrarse a la fuerza laboral a la obra y que tenía una sanción penal por el hecho de poder desertar, los que quedaron hicieron caso omiso de ellos y abandonaron aquello que consideraron un boleto virtual hacía la muerte.

Considerando todos esos aspectos creo que tenemos una idea clara de que los jamaiquinos de 1900 eran personas libres al pisar tierras ecuatorianas.

Pero en mi peregrinar, tenía que acudir a la fuente básica de la cual provino esta mala información, así que fui a la estación de Duran, la más cercana a mi domicilio en Guayaquil a dejar una comunicación que me parecía pertinente, ya que me indigno que se diga una cuestión sin pie ni cabeza y como ya lo expresé sin sustento histórico como para poder seguir repitiéndolo en una de las Rutas Históricas del Ferrocarril, pero agregado a eso había escrito en el Internet, en la Red Social conocida como FACEBOOK en la página llamada Tren, sobre la anomalía que se estaba dando como “verdad” en el Ferrocarril, sinceramente pensé que dicho acto no iba a tener la trascendencia, ni la resonancia que la queja de por si ameritaba, pero no fue así, con mi esposa en una tarde del mes de Agosto habíamos ido al Río Centro Norte a realizar unas pequeñas compras al Mi Comisariato, cuando oh sorpresa veía en mi identificador de llamadas un número extraño, con todo atendí la llamada y una voz cordial al otro lado, lo primero que hiso fue preguntarme si yo era el Abogado Eleodoro Portocarrero Clark, le contesté que sí, luego ella se identificó de parte de la Empresa de Ferrocarriles del Estado, lo cierto es que pidió disculpas por el error que pronuncian en La Ruta de la Nariz del diablo y me hiso una invitación que luego se canalizó por mi celular, la señorita  Lcda. Viviana Jiménez, me manifestaba que su Jefe el Lcdo. Jorge Carrera, venía desde Quito a aclarar el “mal entendido”  y la verdad es que si se maneja las Relaciones Públicas de esa forma, creo que cualquier impasse puede quedar superado. Primero era la cita a eso de las 10:30 de la mañana, no recuerdo el día, pero por celular me avisó la señorita Jiménez, que el Lcdo. Carrera llegaba a las 12:00 debido a un “retraso” del vuelo desde Quito, motivado por las cenizas del Famoso Tungurahua, con todo con puntualidad inglesa, llegué, me recogió un señor en una camioneta de la compañía, al que no identificó, me sentía un poco inquieto, fuimos al fondo de los Talleres a una pequeña oficina, donde la vista panorámica era “excelente” nos dejaba ver como los trabajadores estaban reparando las locomotoras mas viejitas, veía los andenes, las grúas, todo un aire de profesionalismo, para poder echar a andar nuevamente a esas maquinas. Aquel día fui bien tratado, cuando llegó el Lcdo. Carrera abordamos directo al grano el tema por el cual visite la añeja, pero remozada estación de Duran, le expliqué punto por punto, lo que yo consideraba un error monumental, en cuanto a la concepción de la historia de los jamaiquinos, pues debido a que les tocó intervenir en un corto período de tiempo, desde Noviembre de 1900 a Septiembre de 1902, su perfomance es sin lugar a dudas destacable, muy a pesar de cualquier circunstancia obligada, que los toco vivir. La reunión transcurrió sin ninguna novedad, el ambiente fue cordial, afable y salí satisfecho, no obstante no descartó ir a tomar nota de lo que se dice, para recoger en SITU que el error fue subsanado y que esos guiones, en cuanto a los jamaiquinos fueron corregidos, para bien del rescate de la Memoria Histórica que incluye el paso de estos AFROANGLOCARIBEÑOS, por nuestras tierras y su aporte, considerado como poco o como mucho, que sea juzgado por la historia, en la consecución del objetivo de “Trepar la línea férrea a Los Andes”.

Dentro de la anécdota que me llevo es que la Lcda.Viviana Jiménez me decía que se les hiso un poco complicado al principio ubicarme, y la verdad es que por la premura del tiempo, ya que quería ser “escuchado”, no consigne ni mi teléfono fijo, ni el celular, gracias a Dios los dos servicios son de CNT, que los consideró muy buenos. Hasta que Viviana me decía que me ubicó a través de la guía telefónica como último recurso; pero antes me había tratado de ubicar con unas señoras de apellido Clark, que de hecho son mis parientes, pero formalmente no me las han presentado, ya que mi abuelo Eleodoro Clark Quizphe reconoció como sus primos a los Clark de Duran de hecho todos los Clark existentes aquí en la Provincia del Guayas tienen un antepasado que trabajó en el Ferrocarril, entiendo yo que el padre de mi mamá era una persona que tenía muchos amigos dentro de la colonia jamaiquina residente en Duran y era amigo de Guillermo Davis, toda una leyenda dentro de los trabajadores antiguos de El Ferrocarril, a ellos los unía la pasión por el Ferrocarril y eran mecánicos, ya que Davis trabajaba con las maquinas grandes, en cambió mi abuelo lo hacía con aquellas máquinas pequeñas que tiraban “carros”, para llevar la caña de azúcar en el Ingenio San Carlos, del cual fue Jefe durante largos años.

Volviendo al hilo del tema si alguien quería buscarme por los Clark de Duran, los mayores no me conocen, solo tengo agregado a mi Facebook personal a algunos Clark, con los cuales tengo una buena amistad, pero me sorprendió el hecho de la señorita Viviana me decía al “ojear” la guía y revisar los apellidos correspondiente, supe que era mucha coincidencia que alguien apareciera como Portocarrero, luego como Clark, que tuviera el nombre de Eleodoro (Nombre dado por mi bisabuela cuencana a mi abuelo).

Pienso que el trayecto que les tocó recorrer a los jamaiquinos de El Tren de Alfaro, no fue fácil, de pronto empleadores unieron necesidad a un supuesto que hacía ver al jamaiquino como una especie de “Superman”, que les resolviera todos los problemas; pero tal cosa no sucedió, pues las tierras llanas y costeras, nunca esperaron a los caribeños, fueron terrenos que estaban muy cerca de las estribaciones de los Andes, donde una persona habituada a una zona costera, se moría del frío, la misma que tenía que soportar la inclemencia del clima, la lluvia, los deslaves, las tierras vírgenes, los animales salvajes, las jornadas extenuantes de trabajo, la probabilidad de quedarse tieso al día siguiente o verse sin una parte de sus miembros apuntados, que para la época apuntaba al mismo riesgo de morir en la montaña, por lo poco avanzado de la medicina. Se nos habla que el 1900 fue un año donde la precipitación pluvial excedió las expectativas, quizás hablamos de un fenómeno del niño, que soportó el país en ese entonces.

La necesidad del jamaiquino  lo obligó a salir de su Patria, frente al requerimiento  imperioso de tener una mano de obra barata, hasta cierto punto calificada y sobretodo dada al trabajo, fama ganada en otras tierras de la América Latina, escogida por Norteamericanos, Franceses e Ingleses.

Consideró todo un acto de justicia, el poder resarcir la imagen y el trabajo serio que cumplieron los jamaiquinos en este país sudaméricano, pues pese a las circunstancias supieron hacer su trabajo con gran decisión, con ganas y con un esfuerzo sobrehumano, que se rubrico a un precio muy alto, ya que de los 4.000 trabajadores jamaiquinos llegados al Ecuador casi la mitad se murió por muertes, producidas por  explosiones, muy poca incidencia de fiebre amarilla o alguna otra causa, que esto quede claro. Llegaron libres, vivieron libres y murieron libres, que los libros de historia cuentan las desventuras y frustraciones de ellos, en nada aquellos relatos les quitan los méritos alcanzados y menos los descalifica, pues su espíritu de trabajador, contrastó siempre con aquel que tenía en su mente: Pues la  reverencia solo se la da a Dios y a nadie más.

Con esta investigación descubrí también algo familiar, pues mi bisabuelo que se coló dentro del grupo de TRABAJADORES JAMAIQUINOS, fallece un 25 de Julio de 1949, a la edad de 62 años, si resto esa edad a la fecha en que falleció, me arroja que el nació en 1887, si sumo X años para llegar a 1900 fecha en que arriba el grupo a trabajar a  Ecuador, tengo 13 años. Lo que nos habla a las claras de la juventud existente en las filas jamaiquinas. Muchas de esas realidades a veces, no son coincidencia para Dios, pues nuestro bisabuelo, no estuvo expuesto a la dinamita ni nada de eso, porque servía como trabajador de un Ingeniero inglés ó norteaméricano. Esto habla del cuidado del cielo, que tuvo incluso desde nuestros ancestros.

Quiero terminar así esto:

El jamaiquino marca a través de sus ejecutorias un derrotero que lo hace  solicitado frente a  otros  trabajadores. Su carácter alegre, libre y espontáneo lo hace saltar las vicisitudes a las que se enfrenta, recoge en las noches sus sueños y evoca a sus antepasados estando en sus playas nuevamente, de vuelta a este terruño esparce sus semillas que se constituirán en las punta de lanza que necesita este país, falto de fuerzas transcurridos los años, regresa a la tierra y para él es un honor unirse a la tierra que lo acogió, que le dio una mujer y que vio nacer a sus hijos y nietos. Así termina la vida de los jamaiquinos que se quedaron, para ver nuevos días.

"Cuando conozco a alguien no me importa si es blanco, negro, judío o musulmán. Me basta con saber que es un ser humano". Walt Whitman (1819-1892)

1.-Ab. Eleodoro Portocarrero Clark con el Lcdo. Jorge Carrera Gerente de la Empresa de Ferrocarriles del Ecuador en la Estación del Ferrocarril en la ciudad de Duran, en la entrevista que sostuvimos, para aclarar la información equívocada de "Los esclavos jamaiquinos"
 2.- Tumba de mi bisabuelo jamaiquino don Philip Clark (La 1era de la izquierda), junto a Carmen y Felipe I Clark Bolaños, en el Ingenio San Carlos, Prov. Guayas.- 


 3.- Locomotoras pequeñas que servían para transportar la caña de azúcar en tiempo de zafra, en el Ingenio San Carlos. Por mucho tiempo mi abuelo Eleodoro Clark Quizphe fue Jefe de los Talleres de Locomotoras del Ingenio San Carlos, en la Provincia del Guayas.

 4.- Iglesia Evangélica Belén, fundada por mi abuelo Eleodoro Clark Quizphe, quien aparece en el lado izquierdo, sentado en una silla en las afueras de esta. En la Parroquia Marcelino Maridueña, Ingenio San Carlos.